Esta novela no muy larga (unas 200 páginas), presenta como núcleo de acción central -del que deriva su nombre-, una muy programada partida de póker entre veteranos jugadores, aunque el héroe de la misma sea un joven de menos de 30 años. No obstante, el relato, jugado de forma tradicional en primera persona, es llevado por un personaje testigo, prácticamente ajeno aunque subordinado a dicha partida. Autoralmente está arquitectónica y frecuentemente poblada de imprevistos y cambios en la situación del devenir narrado, aunque se debiera sostener como un alambre de tender ropa, en la unidad que debiera tener el narrador (el bombero), el personaje testigo, el que a su vez también pegue varios cambiazos no todos previsibles ni coherentes, siendo o dejando de hacer el bombero, separado o mejor dicho, abandonado por su mujer tanto él como la hija de ambos, que él a su vez, deja a cuidado de una hermana suya (tía de la niña), al ganar un buen monto en un juego de azar (premio de lotería?) y realizar en la primera parte de la novela, un primer viraje abandonando todo trabajo para dedicarse a vagar azarosamente por varios de sus estados unidos, a bordo de un excelente auto extranjero, que compra, previo e independiente de la partida de póker señalada que disputarán otros personajes en lo que se constituirá como el cuerpo principal de la novela, ya que esta primer parte, parece un intento, tal vez engañoso de inicio de novela de ruta onda el formato en cine de las “road movies”.
La claramente
diferenciada y tal vez algo más extensa segunda parte, se inicia con la
constitución de una nueva amistad entre el bombero y un joven errante que le
hace dedo en una ruta donde está como “en pampa y la vía”, con quien constituirá
una imprevista por supuesto, yunta en la alternativa central y núcleo dramático
del relato: la partida de póker contra la otra yunta antagónica y que terminará
con la progresiva aniquilación de ambos
a lo largo del agónico y gótico despliegue de la mayor parte del relato hasta
su cada vez menos logrado y casi previsible final-final.
Observación tal
vez algo irreverente: notoria y llamativamente, quedan fuera de la resolución,
los dos personajes tan importantes, en cierta forma responsables de la amarga
situación relatada: la dupla-extraña pareja de los millonarios hechos también
por capricho del azar del juego de lotería o algo así, sin que me quede claro
la legitimidad literaria de esta carencia, en lo que resulta bastante
precipitado final.
por Jorge Zanada
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