Mi reseñita de “El nombre de la rosa” (Il nomme
della rosa, de Umberto Eco)
Escrito principalmente en la primera persona del personaje Adso y tratando de aportar como novedad narrativa el dirigirse al lector en algún pasaje, el joven monje germánico, se presenta como ayudante de fray Guillermo de Baskerville. Éste es el verdadero protagonista, un ex inquisidor llegado de Inglaterra a la abadía del norte de Italia, convocado por su abad para investigar extraños sucesos y crímenes. Es la extensa trama novelística, entre policial y pretendidamente historicista, relatada a lo largo de sus seiscientas farragosas páginas ordenadas por cada uno de los siete días de la semana del 1130 en que transcurre. Desfilan distintas épocas y jerarquías de la iglesia católica en acción o evocación, y lecturas directas y referidas de la muy nutrida y vigilada biblioteca de la abadía, por decenas de frailes. Como ejes temáticos del autor, son recurrentes sus temas principales: la pobreza y opulencia (desde la de Jesús, a las jerarquías o los creyentes, la hetero y homosexualidad -siempre negada o reprimida, sórdida y que cada varias décadas solía estallar en conflictos importantes-, la lucha histórica, intestina e internacional por los poderes (religioso
, económico, político entre el emperador, el papa, sus
cardenales los obispos y los básicos monjes de ésa y otras abadías en la Europa
del siglo XIV, detrás de la sucesión de tres misteriosos asesinatos de monjes
practicados a lo largo de esos siete días. Luego mueren otros monjes,
incentivando las asociaciones investigativas y ciertas casualidades
incorporadas a las mismas.
En este tan largo,
pesado, denso y meandroso relato, la estructura de los personajes de prota y antagónico
-casualmente o no-, exalta al triunfador investigativo y emblemático pleno de
valores positivos y heroicos en un monje de veteranía y origen inglés, a pesar
de su apellido Baskerville, de reminiscencia continental europea, como el de su
ayudante y relator. De reiterada manera, emula al detective de ese origen por
excelencia en la literatura popular de los últimos dos siglos, (tipo Sherlock
Holmes o el casi anciano, que salía cuando yo era adolescente, Mister no
recuerdo què). En cambio, en general la profunda corrupción histórica y oculta
de las jerarquías católicas es italiana, como el autor.
por Jorge Zanada
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